NUESTROS COLABORADORES OPINAN
Ramón Francàs
7-enero-2013
Labrar las viñas como nuestros abuelos
Lo de labrar con caballo, asno o mula, que desde hace ya varios años se realiza en el Priorat, en Burdeos, en la Champagne, en Madrid, en el Bierzo, en la Ribera del Duero o en la viña de xarel·lo de la que nace el longevo y gran cava Turó de’n Mota de Sant Sadurní d’Anoia (Recaredo), parece que va ganando adeptos. El tractor ya empieza a no estar muy bien visto para algunos viticultores-elaboradores que buscan la excelencia volviendo la mirada a los orígenes. Vistas las crecientes prácticas respetuosas con el medio ambiente y la escalada de precios del combustible, no es de extrañar que algunos ya no vean tan descabellado volver a trabajar los viñedos como lo habían hecho sus abuelos.
Si bien la agricultura se moderniza en muchos sectores, la utilización de animales de tiro persiste e incluso aumenta, especialmente en viticultura ecológica, siendo Francia un país pionero, como se recuerda desde Kirios de Adrada de la DO Ribera del Duero. En sus fincas, los animales de tiro forman parte inseparable del cultivo de la viña. Utilizan caballos y burros para labrar las tierras situadas en vertientes o de difícil acceso, entre otros trabajos agrícolas. Consideran de «vital importancia» fomentar la tracción animal y hacerla evolucionar. «La tecnología no tendría que permanecer estática, si no responder a las innovaciones y a los nuevos desafíos», afirman. También apuntan que «cada vez más, las limitaciones del fomento a la tracción animal son más bien psicológicas o sociales y no técnicas o económicas. Es importante contrarrestar la imagen anticuada y negativa que nos presentan, porque las personas consideren la tracción animal como un opción realista». Así mismo, se manifiesta desde Kirios de Adrada que «el respeto y la buena atención a los animales es fundamental en nuestras prácticas agrícolas, considerándose su trabajo como una tecnología renovable que no perjudica el medio ambiente y mejora la calidad de vida del medio rural, a la vez que es pertinente al mundo moderno».
En Château Pontet-Canet de Burdeos, donde incluso en su página web han colgado un video mostrando cómo trabajan sus caballos en las viñas, aseguran que la labranza con tracción animal “no es ni una vuelta atrás ni la búsqueda de una visión folklórica”. Lo consideran “un verdadero reto que nos acerca más a la naturaleza y que nos permite ir aún más lejos en nuestra política de respeto de los viñedos. Con Reine, Opale, Kakou y Surprise labran íntegramente 24 hectáreas, sin intervención de tractor.
En una de las maison de la Champagne más prestigiosas, Louis Roederer, también han introducido la tracción animal en sus viñedos coincidiendo con su conversión a la agricultura biodinámica, iniciada en el año 2000. Actualmente, ya son más de 60 las hectáreas de viñedo de Louis Roederer explotadas siguiendo la cosmogonía biodinámica repartidas entre la Montagne de Reims, la Vallée de la Marne y la Côte des Blancs. Evitan la utilización de herbicidas y favorecen una buena aireación y mineralización de la materia orgánica. Una parte de esos viñedos, cuyas uvas son seleccionadas para el icónico champán Cristal, son trabajados con caballos para “ir aún más lejos en nuestro trabajo de alta costura de esta gran cuvée”, según el chef de cave de Louis Roeder, Jean-Baptiste Lécaillon
Tanto en Bernabeleva (en San Martín de Valdeiglesias, Madrid) como en Comando G. (Cadalso de los Vidrios, Madrid) trabajan la tierra con animales desde hace tres años. Las explicaciones son diversas pero, principalmente, según el enólogo Marc Isart, es por tratarse de “viñas complicadas de labrar con maquinaría” y, sobre todo, por creer que “es mejor labrar con animal que con tractor”. De hecho, asegura que “si pudiera, labraría todas las viñas con tracción animal, pero económicamente es muy complicado actualmente labrar toda la superficie con ellos”.
La labranza con caballería también forma parte del afamado proyecto de Raúl Pérez en el Bierzo. Labran con una mula y dos caballos, y también cuentan con los servicios de un asno durante la vendimia. Raúl Pérez afirma que la necesidad forzada por la orografía de sus viñedos de la población leonesa de Corullón y la voluntad de recuperar la simbiosis entre el mundo agrícola familiar y el ganadero, que formaba parte de la tradición del Bierzo, les ha empujado a apostar por la labranza con animales de tiro, lo cual es “muy natural y bonito”.
Fredi Torres, todo un referente del nuevo Priorat, no duda en afirmar que prefiere trabajar la tierra con las mulas Morena y Pepe que con el tractor. El trabajo con animal lo defiende por “respetar, y no modificar, la orografía de los costers con viñas viejas del Priorat”. Tener animales, asegura, les permite hacer compuesto y continuar trabajando con el ciclo de la biodinámica en toda la viña. Para Fredi Torres también es una “elección personal”, puesto que “nací en una granja gallega y el proyecto de Saó del Coster es como un regreso a unos orígenes en la que los animales forman parte de manera clarísima”.
Pere Rovira, propietario de la modélica finca y bodega de Viticultors Mas d’en Gil, es un apasionado del mundo de los caballos. Ya hace casi una década que labra parte de sus viejos viñedos con una mula a la que nunca le ha faltado de nada. Pere Rovira prefiere la labranza con animales para evitar “una compactación de la tierra que no deja respirar a las vides”. En esta propiedad de la DOC Priorat la labranza con mula encaja con su nueva apuesta ecológica y biodinámica, buscando unos vinos “más auténticos” fruto de un mayor equilibrio natural.
Dos de los grandes artífices del resurgir del Priorat, Álvaro Palacios y René Barbier, también labran parcialmente con tracción animal. René Barbier asegura que si dispusiera de medios suficientes labraría la totalidad de su Clos Mogador, de donde nace uno de los dos únicos Vi de Finca catalanes, con tracción animal. Añade que “la mula nos ofrece grandes ventajas, como el hecho de que no compacta la tierra como el tractor y la deja esponjosa, la deja respirar”. Barbier considera que labrar con mula permite que “la tierra vuelva a vivir”.