Dicen que la gastronomía tiene mucha alquimia y algo de magia, sobre todo cuando es capaz de despertar sentimientos y recuerdos que creíamos olvidados; ahí reside su gran poder. En el madrileño restaurante La Candela Restó (Amnistía, 10) esta premisa cobra un significado muy especial, porque su razón de ser es transportar al comensal a un universo de sabores y aromas propio, el de los chefs Álvaro Pérez y Samy Alí, este último de origen sudanés. Y ese viaje siempre resulta fascinante, porque es una travesía cuyo destino se desconoce.
En este precioso restaurante no hay carta, porque lo que cuenta es dejarse llevar… Hay tres menús a elegir disponibles en almuerzos y cenas en función de cuánto se quiera comer: el Petit Gastro, que ofrece cuatro aperitivos, cinco platos principales y un postre (53€/persona); el Gastronómico (67€/persona), con cuatro aperitivos, siete platos principales y dos postres; y el Gastro Sávaro (79€/persona), que incluye cuatro aperitivos, nueve platos principales y dos postres.
La cocina está marcada por la personalidad y el bagaje de dos cocineros que en cuyas recetas se puede apreciar una creatividad innata en las que funden la esencia de diferentes culturas sin perder las raíces. Porque al final, ese viaje siempre acaba en Madrid, en casa. La presentación de los platos, bella y singular, es una prolongación de las geniales ideas de estos dos jóvenes chefs, a los cuales se puede contemplar en acción, ya que la cocina está a la vista. Además, ellos mismos se encargan de presentar algunas de sus creaciones.
Esferificación de leche de tigre con fondo frutal; Bombón de manita de cerdo; Cóctel sólido de gin tonic; Huevos Quijote, espuma miso y ajo, perlas de Módena y Oporto, grosellas…; Buns rellenos de chipirones en salsa china; Sashimi de cabra de roca y ensalada de pamplinas; Albóndiga de perdiz al moscatel, maíz, berenjena china y kimchi… Son solo una muestra de sus originales recetas que se pueden maridar de forma totalmente adaptada a los gustos del cliente.
Destacar que desde los ingredientes hasta las vajillas (que son piezas únicas escogidas en anticuarios) forman parte de un juego intencionado que transporta al comensal a un lugar especial: un bosque remoto, la casa de su infancia…
Más información: www.lacandelaresto.com