El recién abierto Bar Maracaibo –situado donde acaba el barrio del Born y empieza La Barceloneta–, ha tomando el relevo a la Terraza Aperol para llevar a la Ciudad Condal el finger food de calidad más internacional.
Con una amplia y coqueta terraza con vistas al puerto deportivo y luz a raudales, Maracaibo es la visión de Oriol Fàbregas, conocido por ser el ideólogo y propietario del Bar But de Gràcia.
Como decíamos al principio, Maracaibo apusta por comida que se come con las manos, popularizada internacionalmente como finger food, pero como no olvidan que aún estamos en tiempos de Covid, facilitan cubiertos y si los platos son a compartir por varias personas llegan a la mesa con las porciones ya cortadas, facilitando la tarea a los comensales.
Pero ¿qué se come exactamente? pues bien, aunque su nombre hace referncia a la célebre ciudad venezolana –que evocará a más de uno la famosa canción de La Unión–, la oferta gastronómica de Maracaibo no se centra en América Latina sino que ha optado por recopilar aquellos platos más sabrosos que se comen con las manos de todo el mundo, incluido nuestro pais, por supuesto. El objetivo es abrir al público local –a pesar de encontrarse en una zona turistica– una ventana a muchos platos que precisamente por ser grandes éxitos, todos conocemos y apreciamos que se cocinen y presenten de forma excelente, buscando la mejor materia prima.
Así, como entrantes destacan platos patrios como las croquetas de jamón, una buenas bravas (la salsa pica lo justo y en el fondo del bol encontraremos una sorpresa: trocitos de boniato, un producto al alza) o los calamares a la andaluza, y se acompañan por fingers de pollo con kimchi, gyozas de pollo, buns de costillar o alitas de pollo lacadas. El plato principal es el bocadillo del que ofrecen 6 propuestas que homenajean a las playas del litoral. El Sant Sebastià (albóndigas, cebolla crujiente, salsa de setas, brotes de alfalfa y salsa rock’n’roll) y el Barceloneta (pepito de ternera con panceta de ibérico Maldonado, cebolla crujiente, queso cheddar y tomate cherry confitado) son los más celebrados, como también lo es su propuesta de mar, el Llevant, una interesante propuesta con soft shell crab como protagonista. Con la misma importancia que a los ingredientes, el pan es protagonista, elaborado en el obrador de la reconocida panadería artesanal Balboa de La Barceloneta, siguiendo las indicaciones del equipo de cocina de Maracaibo.
Para quien prefiera el pan para mojarlo, o como acompañamiento, Maracaibo tiene unos fuera de carta con producto de temporada que complementan tres opciones al plato de carne y otras tres de carne, como el tartar roll, el tataki de pez mantequilla o una jugosa presa ibérica.
Los mediodías siguen esa estela de informalidad buscando ofrecer alternativas a aquellos que quieran disfrutar del aire libre con buena comida. Así se enfoca para take away, para comer con las manos con total practicidad: por 15€ se incluye un roll de crudités como opción fresca y de verduras, uno de los bocadillos a escoger y bebida. Se da la posibilidad de adquirir una tote bag con la gráfica del bar por 1€.
A esta gastronomía casual no podía faltar su principal aliada, la cerveza, otro de los puntales de la propuesta de Maracaibo: desde cervezas lager más comerciales con grifo (6 opciones) a naturales sin filtrar (como la Aguila) o artesanales como las IPA Montseny ofrecidas en formato botella. Esta selección está en constante revisión, tanto en cerveza de botella como tirada, para ir incorporando las novedades más interesantes del sector que mejor se adapten a la carta.
Como tampoco podía faltar el colofón dulce con dos opciones a cuál más tentadora: o bien mini porciones de postres clásicos entre los que nos quedamos con el cheescake y el coulant de chocolate o bien optar por el carrito de Delacrem –uno de los mejores helados artesanales de la ciudad–con sabores que irán rotando.
El precio medio está entre los 18 y 23€/pax y el horario de su cocina, de formato ininterrumpido, es desde el mediodía a la medianoche, de miércoles a domingo.