La Iniciativa CORK, agrupación de asociaciones e instituciones del sector del corcho en España, presenta el valor añadido que el tapón de corcho aporta no solo al sector vitivinícola, sino al conjunto de la sociedad. El tapón de corcho es un producto autóctono, natural y de características únicas y que genera un impacto muy positivo en ámbitos clave del país, como la economía, la industria, el medioambiente y la cultura.
España es el segundo productor mundial de corcho, por detrás de Portugal. El sector corchero es uno de los principales motores económicos en territorios como Cataluña, Andalucía y Extremadura con más de 150 empresas. España genera el 30% de la producción mundial de corcho y fabrica más de 1.900 millones de tapones al año. EE.UU. se mantiene como el principal importador de tapones de corcho españoles.
A nivel medioambiental, estudios pioneros en España han demostrado que el tapón de corcho es el único cierre sostenible del mercado que protege el entorno natural, no solo porque cuenta con una huella de carbono positiva, sino porque además contribuye a la retención de CO2 de la atmosfera y genera unos servicios ambientales esenciales para el medio ambiente. Además, los bosques alcornocales conforman uno de los 35 ecosistemas más ricos del mundo a nivel de biodiversidad, constituyendo un gran patrimonio natural y hábitat de fauna y flora de gran valor.
A parte de la relevancia económica y tecnológica del sector del corcho, así como su elevado valor ambiental, el tapón de corcho juega también un papel clave a nivel cultural, gastronómico y enológico. El tapón de corcho influye en la vinificación de los vinos y mejora las propiedades organolépticas de los mismos, permitiendo que los caldos estén en continua evolución. Asimismo, el corcho contribuye a la evolución positiva de los taninos, la mejora del sabor en boca, el redondeo del cuerpo del vino o la eliminación de los aromas reductivos, entre otros.