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La primera edición de Gastromanía 17, una venturosa iniciativa de Turismo de Aragón que pretende unir pasado y presente del periodismo y la divulgación gastronómica, tuvo lugar el 13 y 14 de junio en Zaragoza.
Mucha tarea por delante y largo camino por recorrer, porque entre el antaño y el ogaño media con relativa frecuencia el abismo que separa el rigor de la banalidad; lo más o menos sólido del pretérito y la modernidad líquida del presente perfilada por Zygmunt Bauman; las nueces y el ruido. Potente en sus planteamientos y dudas razonables sobre el hipotético cambio de paradigma, Julia Pérez Lozano abrió el fuego con una vigorosa ponencia inaugural a la que siguió una interesante mesa sobre experiencias gastrodigitales y un atractivo encuentro de gastroblogers & periodistas gastronómicos en el que la ahora abstemia y gestante Meritxell Falgueras derrochó gracia, frescura y buen humor. Luego, macizo y asentado debate sobre el hacia donde evoluciona la difusión de la gastronomía, cuajada de interesantísimas aportaciones de José Ribagorda y Juan Barbacil, que puso al gastroastado en los medios para la última suerte ejecutada por José María Íñigo, Almudena Guisado y Nos.
Broche final con la entrega de premios a los mejores cortos gastronómicos del certamen y nombramiento como miembros de la Academia Aragonesa de Gastronomía de Julia Pérez Lozano y José Manuel Vilabella. Con todo, lo mejor, el voceo de este último a lo largo de todo el encuentro, desde el tendido del 7. Y lo dicho, que hay trecho por recorrer, pero, como decían Kalimán y Sorin, incluso el camino más largo comienza con el primer paso. Miguel Ángel Almodóvar
