Las olas llegan al barrio más castizo y cool de la capital, Malasaña. Aquí ha abierto el primer chiringuito surfero de Madrid: Ojalá. Un lugar de encuentro donde desayunar hasta tarde –muy tarde–, reponer fuerzas o tomar una copa.
“Ojalá es una playa, o más bien el porche de una casa construida en la misma arena de una playa”. Así define Andrés Jaque su último proyecto para el restaurante madrileño.
Ojalá nació hace diez años como un espacio rompedor. Creó tendencia y marcó toda una época. Desde entonces, ha sido meca de peregrinación para la modernidad local e internacional. Hoy, con una nueva imagen y una nueva carta, creada por el chef Javier Brichetto, se reinventa para seguir adelantándose a los tiempos. Se podría decir que la carta de Ojalá nace inspirada en el mundo del pan. Un pan de masa madre, con fermentación lenta y horneado en el propio restaurante. “Buscábamos una cocina informal, creativa y que se pudiera comer con las manos. Es otra de las razones por las que el pan es uno de los elementos protagonistas de la nueva época” explica Brichetto.
La nueva carta de Ojalá es ecléctica e internacional. “Durante todo el día, puedes encontrar unos fabulosos “brunch” muy parecidos a los que se toman en barrios como Brooklyn, en Nueva York, o Hoxton, en Londres. Con un lugar especial para los huevos. Huevos de todo tipo: Benedictinos, Florentinos, Parisinos, Rancheros… pero también tostadas, tartas o pastelería artesanal para completar la oferta de desayunos”, desvela el prestigioso chef.
El horario de los desayunos, se extiende hasta las 20.00h. Pero más allá de esta hora, para descubrir los nuevos sabores del mundo, Ojalá propone un recorrido por todos los continentes –Asia, América, Europa… – en cada uno de sus platos. Entre ellos: bocadillos, tacos, antipastos, ensaladas, hamburguesas, gazpachos, o wraps. Incluso hay tablas para compartir –embutidos, humus, guacamole…–. El toque dulce lo aportan la Torrija de brioche, la Pasión por el chocolate, la Tarta de queso “in your face” o una particular revisión de la Piña colada. Y, también cócteles, sangrías, bebidas sin alcohol, tés…