Es difícil encontrar a alguien en Barcelona minímamente interesado en la gastronomía que no conozca Los Caracoles, un establecimiento centenario, de esos que cada vez quedan menos en la Ciudad Condal. De hecho, se trata del segundo restaurante más antiguo de la capital catalana y ha sido testigo y ha formado parte de la cultura, la sociedad y la gastronomía de la ciudad durante 180 años. En sus mesas se sentaron Ava Gardner, Luis Miguel Dominguín, Mark Knopfler, Helena Rubinstein, Charlton Heston, Lenny Kravitz, Jimmy Carter, Robert de Niro, Giorgio Armani, Joan Miró, Àngel Guimerà, Salvador Dalí y Jacques Chirac, entre otras personalidades del mundo de la cultura, la sociedad y la política de todo el mundo. Casi dos siglos en los que Los Caracoles ha estado en manos de la misma familia: los Bofarull, que ostenta el récord de la ciudad como la saga más longeva de la hostelería barcelonesa. Actualmente está al frente la quinta generación: Ramon, Cristina, Aurora y Yolanda Bofarull. Ellos aportan la modernidad propia del siglo XXI a las recetas y maneras tradicionales que pusieron de moda sus antepasados.
Los Caracoles mantiene hoy en día un aspecto prácticamente igual que el que tenía en los años sesenta. Lo primero que sorprende al comensal es una larga barra al traspasar la entrada, y sobre todo una ambientación indescriptiblemente evocadora. Unos pasos más allá, una enorme cocina de carbón, la única que queda en Barcelona, a la vista y en medio del paso de los clientes, con la parte de abajo dotada de potentes hornos.
No hay diseño ni se le espera, sólo la cocina pura y dura. La autenticidad de los productos tratados sin artificios, con su aroma por todas partes, con el esplendor del color de las ensaladas y las verduras, la tierna carne, el frescor del pescado y el marisco, el olor de los guisos que perduran en la memoria, los sabores sinceros, sin maquillajes, reconocibles y fáciles de entender para los paladares de todo el mundo. Entre sus platos míticos el lechón, la bullabesa, los arroces, el bacalao, el marisco, el entrecot, el suquet y la zarzuela, además de los imprescindibles caracoles especiales que hicieron famoso el local.
Los Caracoles abre los 365 días del año y tiene capacidad para 250 comensales. Cuenta con salones privados de hasta 100 personas. El barrio donde se encuentra es un reducto turístico de primera magnitud, y son precisamente los clientes de todo el mundo los que llenan el local a diario. Más información: www.loscaracoles.es