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«En esta nueva vendimia la planta nos ha demostrado que está muy bien adaptada al territorio» dice Pepe Raventós, enólogo y director general de Raventós i Blanc. «Venimos de un año que ha sido duro para todos a raíz de la covid y, por nuestro sector, también fue un año marcado por la pérdida de una gran parte de la cosecha debido a los efectos de la crisis económica y la aparición inesperada del hongo mildiu provocada por una pluviometría exagerada» recuerda y añade que, sin embargo, «hemos conseguido convertir este pesimismo en optimismo con una vendimia que ha sido clásica y, al mismo tiempo, excepcional».
Pepe Raventós define la mala cosecha de 2020 como un momento de «regulación natural liderado por la propia naturaleza». «La crisis económica generada por la pandemia nos redujo los ingresos destinados a la vinificación y al mismo tiempo la propia naturaleza se detuvo dejando de producir uva, debido a las fuertes lluvias y el mildiu, para coger fuerzas y aportarnos un vendimia 2021 excepcional», asegura y destaca que este año «las cepas nos han dado una uva equilibrada, de una cantidad no abundante que nos permitirá hacer grandes vinos arraigados en el territorio».
Comprometidos con el territorio, un año más, la bodega de Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona) ha colaborado con viticultores de la Conca del Riu Anoia con viñedos arraigados en el territorio y ecológicos.
