Este mediodía, en el acto institucional de apertura, el presidente de FENAVIN, Miguel Ángel Valverde, ha destacado la trascendencia que tiene el hecho de que haya unidad institucional en torno al evento, así como el compromiso con el sector y el objetivo de consolidar el vino español como referente internacional.
El presidente de FENAVIN ha dicho que se trata de una edición que mejora cifras, con 1.922 bodegas participantes y más de 1.000 compradores internacionales procedentes de un centenar de países, consolidando a Ciudad Real como el epicentro mundial del vino español.
Valverde ha recordado que el vino representa en torno al 10 o 11 por ciento del PIB provincial y alrededor del 5 por ciento del regional. Y ha subrayado que FENAVIN no se concibe como una feria institucional, sino como una herramienta puesta al servicio del sector. En este sentido, no ha dudado en reconocer el trabajo de viticultores que han apostado por técnicas sostenibles y de ahorro hídrico. Además, ha puesto en valor el esfuerzo inversor público y privado que ha convertido al sector vitivinícola en uno de los más innovadores y tecnológicamente avanzados.
«Hoy podemos decir con orgullo que los vinos de España son posiblemente los mejores del mundo, y aquí en FENAVIN lo decimos abiertamente», ha afirmado Valverde para destacar, a continuación, las cifras alcanzadas, más bodegas, más referencias en la Galería del Vino, más compradores captados por la organización, la Cámara de Comercio, la Fundación Tierra de Viñedos, el IPEX y el ICEX, y la previsión de alcanzar las 10.000 reuniones de negocio durante la feria. «Esta es la verdadera esencia de FENAVIN comprar y vender, facilitar los encuentros», ha sentenciado.
Ha reivindicado, por otro lado, la confianza mantenida durante 25 años por parte de expositores. «Nuestro objetivo ha sido doble, mantener la profesionalización y generar mayor retorno económico para la provincia», ha asegurado.
Valverde ha reconocido que la feria ya puede considerarse un éxito, aunque ha apelado a la prudencia hasta comprobar los resultados. También señalado que las actuales turbulencias arancelarias y los desafíos comerciales globales convierten a FENAVIN en el espacio perfecto para plantear nuevas estrategias comerciales. «Yo no veo un problema, veo una oportunidad», ha indicado.
Asimismo, ha llamado la atención sobre la evolución del mercado y la necesidad de atender a los nuevos gustos, los nuevos productos y los nuevos países objetivo, especialmente en Asia y América del Sur. «Cada vez más compradores de estos mercados vienen a FENAVIN porque el vino español interesa cada vez más», ha subrayado para asegurar, acto seguido, que incluso productores europeos como los italianos están atentos a cómo se mueve el vino español en la feria.
Durante su intervención, ha reconocido que se han planteado el cambio de fechas de la feria, porque así se lo han aconsejado, aunque habrá que analizarlo. Y que de cara al futuro podría valorarse el mantenimiento de una actividad vinculada a FENAVIN en los años en que no se celebra, siempre en diálogo con el sector. Y ha reivindicado las más de 100 actividades de calidad previstas, con foco en la nueva fiscalidad, los aranceles, la promoción y el relato en torno al vino.
«Los compradores internacionales quieren saber qué hay detrás de una etiqueta, una bodega familiar, una cooperativa, una historia. Hay que contar también lo que somos», ha afirmado tras poner de manifiesto el esfuerzo que se hace desde la Diputación por dar visibilidad al territorio y a las personas detrás del vino.
En el tramo final de su intervención, Valverde ha declarado: «Si nos quedamos en lo hecho hasta ahora, será el principio del fin. Hay que seguir mejorando, reforzando y avanzando», convencido de que «el vino español tiene un gran futuro», cada vez con más demanda internacional. Y ha concluido brindando simbólicamente con un «vino imaginario» por un gran futuro para FENAVIN, para el vino de Castilla-La Mancha y, especialmente, para el vino de Ciudad Real.