Se trata de la segunda añada de esta nueva categoría de la D.O. Rueda, un vino que refleja la impronta de las bodegas que lo elaboran a lo largo de todo un año. Enfocado a la alta gastronomía, el GVR “pretende defender el origen de nuestra uva autóctona, la verdejo; y demostrar su versatilidad y capacidad de envejecimiento a través del trabajo y la experimentación de los enólogos de nuestras bodegas”, asegura Carlos Yllera, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rueda. Y es que los requisitos que tiene que cumplir el GVR, son tres: provenir de viñedos con una antigüedad superior a 30 años, tener un rendimiento máximo de 6.500kg/ha y una transformación de kilos a litros del 65%.