El agua que bebía Dalí volverá a la mesa de los mejores restaurantes gracias a la empresa Grífols.
Y es que este agua renace 115 años después de la primera botella, aspirando a convertirse en el agua gastronómica por excelencia, la que no sacia ni se impone, versátil y capaz de acompañar la comida y el resto de bebidas que la componen.
Con esta carta de presentación, Agua Vilajuïga da a conocer el renovado recinto y la renovada planta embotelladora del agua a la localidad ampurdanesa del mismo nombre. El proyecto recupera el edificio histórico de este agua única al mundo y singular por sus propiedades organolépticas que favorecen el funcionamiento del organismo. Fiel a su posicionamiento profundamente gastronómico, agua Vilajuïga ha apostado por Jordi Roca, de El Celler de Can Roca, para elaborar los primeros postres inspirados en el agua, gasificada de forma natural y que se consume tal y como brota de la naturaleza.
La firma, que vende a restaurantes y tiendas gourmet, prevé producir dos millones de litros en un año.