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Ana Carazo (enóloga, viticultora y como mejor se define ella… bodeguera), tenía claro desde muy joven que quería hacer vino. Sus antecedentes familiares fueron decisivos: un abuelo viticultor, con el que pasaba horas en el viñedo, y una familia dedicada al vino, hicieron que decidiera formarse para que el proyecto de La Loba sea hoy una realidad.
Un viñedo centenario y prefiloxérico en su gran mayoría, distribuido en minifundios, todos de la variedad tempranillo, situados en Matanza de Soria, dentro de la DO Ribera del Duero… todo esto hace que se obtenga un fruto único y diferente para poder disfrutar de un vino potente, concentrado, intenso, con carácter, marcado por un tanino vivo y equilibrado, de elegante estructura que envuelve en una untuosidad agradable y fresca.
Tanto el nombre como la etiqueta sorprenden y tienen un por qué. Por un lado el nombre de La Loba que marca la fuerza, el carácter, el empuje y la valentía; por otro lado, el dibujo de la abuela que transmite ternura, equilibrio y sencillez. Esta unión es la fusión de las dos abuelas de la bodeguera, las cuales fueron dos figuras muy importantes en su vida y refleja lo que luego nos vamos a encontrar en el vino.
Cabe remarcar el diseño de la etiqueta, ya que ha sido una obra especial y única, realizada por un gran artista Santos de Veracruz.
Desde La Loba tienen claro que… “hay que creerlo para verlo y sobre todo beberlo”.
