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Rubén Pol, sumiller del restaurante Disfrutar, y Lucía Viz, abogada (ambos de Barcelona), han sido los ganadores de los 30.000 euros del 13º Premio Vila Viniteca de Cata por Parejas que se entregó ayer por la tarde en Barcelona.
El segundo puesto de la clasificación -–7.000 euros– se lo ha llevado la pareja formada por Delia Baeza (bar de vinos La Fisna) y David Villalón (bar de vinos Angelita), ambos de Madrid.
En esta 13ª edición del Premio, la pareja de cata formada por los franceses Eric Bordas (psicoanalista) y François Breteau (comerciante de vinos en Origne, región de Aquitania), han ganado el tercer puesto con un premio de 3.000 euros.
Los vinos catados en la Gran Final fueron:
1.- Ca’del Bosco Annamaria Clementi 2010. Franciacorta DOCG.
2.- Rovellats Gran Reserva Brut Nature 2013. DO Cava.
3.- Gutiérrez de la Vega Casta Diva Cosecha Dorada 2018. DO Alicante.
4.- Artífice Llanito Perera 2017. Ycoden Daute Isora.
5.- Chandon de Briailles Corton-Bressandes Grand Cru 2014. Bourgogne.
6.- Abel Mendoza Jarrarte Joven 2019. DOCa Rioja.
7.- Ao Yun 2014. Shangri-La, Xina.
Todos los participantes tuvieron el reto de descubrir el país, la zona de origen, la denominación de origen, las variedades de uva, la añada, el elaborador y la marca de los vinos catados.
Quim Vila y Siscu Martí —socios y propietarios de Vila Viniteca— son los artífices de este premio anual que requiere de una estricta organización y logística. Durante el evento se han utilizado 2.700 copas Riedel. Se han abierto para el certamen 266 botellas, de las cuales se han descartado 12.
El público asistente ha superado las 1.100 personas. Se han degustado 2.000 platos de queso de 13 queserías de España, Italia y Holanda y se han probado vinos de 66 bodegas.
Más de 100 personas de Vila Viniteca han participado en la organización de este gran evento.
Este premio ofrece una excepcional oportunidad de cata a todo tipo de personas, profesionales y amateurs, su objetivo es promocionar la cultura del vino y su principal singularidad es el hecho de catar en pareja, ya que obliga a consensuar con el compañero las sensaciones, los sabores y los olores percibidos.
