Dinamarca fue finalmente el país que se llevó el gato al agua –de la mano del chef Kenneth Toft-Hansen– en la final del prestigioso concurso Bocuse d’Or celebrado ayer en Chassieu, cerca de la ciudad francesa de Lyon, en una pugna con sus ‘vecinos’ de Suecia y Noruega. Es la segunda vez que Dinamarca se alza con el galardón.
El chef Kenneth Toft-Hansen, quien ya había participado en la edición 2015 en la final de este prestigioso concurso culinario, es propietario de un hotel restaurante, el Svinkløv Badehotel, en el litoral norte de Jutland (Dinamarca).
Esta edición estuvo marcada por el homenaje a dos grandes nombres de la gastronomía francesa fallecidos el pasado año: Paul Bocuse y Joël Robuchon.
El premio, una estatuilla dorada con la efigie de Paul Bocuse, fundador de esta “copa del mundo” de la cocina, fue entregada por su hijo Jérôme, presidente del concurso desde 2017 y presidente del Sirha, salón internacional de la restauración, un evento destinado a los profesionales de la hotelería y de la restauración que recibe durante cinco días más de 200.000 visitantes.