Crujiente de rabo de toro con parmentiere de patata
Llega el día de San Isidro y, con él, las actividades más castizas de la ciudad de Madrid. Entre chotis, verbenas y romerías, la comida tiene un protagonismo especial durante estas fiestas. Se vuelve al puchero de toda la vida y a las reuniones campestres, pero ya no hará falta moverse hasta la Pradera de San Isidro para honrar al patrón de la capital. A escasos metros de la Colegiata de San Isidro, donde actualmente alberga el sepulcro del patrón, se ubica La Posada del Dragón y su querida La Antoñita, el restaurante de este hotel boutique situado en La Latina. Con su exquisita cocina de mercado, de alta calidad y materias primas autóctonas, no habrá chulapo o chulapa que se le resista.
El menú lo marca el dulce más típico de estas fiestas, las rosquillas tontas o las listas. Las tontas son las más antiguas. Haciendo honor a la base de todas las rosquillas, la posada ofrece un menú más tradicional, con los sabores más castizos de Madrid. Para honrar a los paladares más modernos, está el menú que recae en las rosquillas listas, unas rosquillas con un añadido especial que da lugar a la versión más moderna de la típica gastronomía madrileña. Por tanto, modernidad versus tradición se dan cita en la corrala de la Posada del Dragón.
Menú de Tontas: Ensaladilla Rusa, receta original rescatada de 1864, Callos a la madrileña y Rosquillas Tontas.
Menú de Listas: Crujiente de rabo de toro con parmentiere de patata, Mollejas de ternera braseadas con manzana y mostaza en grano y Rosquillas Listas