VINO

Piper-Heidsieck Rare Millesime 2002, el mejor champagne

botella Piper-Heidsieck Rare Millesime 2002

Piper-Heidsieck Rare Millesime 2002 ha sido elegido mejor champagne de la década del 2000 -2009 según el panel de expertos y periodistas procedentes de treinta países, colaboradores de la revista Fine Champagne Magazine y de la plataforma Tastingbook.com, quienes han designado a Piper-Heidsieck Rare Millesime 2002 como el mejor champagne entre todos los Vintage Champagnes y Prestige Cuvée entre 2000 y 2009.

En la que ha sido la cuarta edición de los mejores vinos de la década convocada por Champagne Magazine y Tastingbook.com, se juzgaron 1000 vinos en diferentes catas celebradas en 2015 y 2016, y en la final organizada en Reims con participación de los 100 champagnes finalistas. Todas las catas fueron ciegas.

Los diez primeros champagnes finalistas fueron:

1. Piper-Heidsieck Rare 2002 95,25 puntos
2. Krug Clos du Mesnil 2000 95,1 puntos
3. Louis Roederer Cristal Rosé 2002 95 puntos
4. Krug Clos du Mesnil 2002 95 puntos
5. Dom Pérignon 2002 94,93 puntos
6. Dom Pérignon Rosé 2002 94,67 puntos
7. Louis Roederer Cristal 2002 94,6 puntos
8. Taittinger Comtes de Champagne
Blanc de Blancs Brut 2002 94,4 puntos
9. Louis Roederer Cristal Rosé 2002 94,2 puntos
10. Dom Pérignon Rosé 2005 94,14 puntos

Piper-Heidsieck Rare Millesime 2002 es un Prestige Cuvee clásico, de la cosecha 2002. Estructurado, intenso y muy frutal. Elaborado sobre todo con Chardonnay de la región de la Montaña de Reims (70%) y complementado con Pinot Noir (30%) de la misma región, el ensamblaje de este vino combina 17 crus que han madurado durante más de siete años en las bodegas de la Maison. Un vintage 2002 sinónimo de riqueza y generosidad. De color deslumbrante amarillo cuarzo, dorado, transparente, realzado por una efervescencia brillante. En nariz la fruta emerge amablemente con notas exóticas de mango y kiwi y de frutos secos: nueces, almendras e higos. Un toque de yodo enriquece los aromas perfectos de este vino. Notas especiadas reflejan la profundidad del vino: pimienta blanca, té ahumado y cacao. En boca es un vino profundo pero también refinado, preciso y armonioso. Voluptuosidad delicada con notas de merengue. Notas sutiles que evocan tierras lejanas. Menta, té, lima, kumquat y frutas exóticas como la piña o el jengibre caramelizado.

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